Escritos Académicos.





Aportes de Carlos Gustavo Moreira, Formando Claretiano.

 El rumor del viento

“El viento sopla donde quiere: oyes su rumor,
pero no sabes de dónde viene ni adónde va.
Así sucede con el que ha nacido del Espíritu.” (Jn. 3, 8)

Lo que yo quiero lo quiere el viento,
lo que el viento quiere es volar;
volar libre como el viento
queriendo soplar hacia un camino,
no sabiendo procedencia ni destino.

Juan me dijo lleno de amor:
así sucede con el que ha nacido,
oye bien, amigo, el que ha nacido
bien conoce el agua que lo amó
envolviéndole y regalándole su pureza.

El agua me lavó hace tiempo ya
mis ojos pueden ver más claro.
Ahora veo la noche oscura
con sus bellas lumbreras que me aman,
ahora veo el día luminoso…

Un nuevo orden, un camino que quiero,
personas abiertas al influjo renovador,
el renacer de un nuevo ser humano:
veo una re-creación de amor y felicidad.

Esto me lo contó el rumor del viento.

El viento sopla, el Espíritu se anima.
el agua purifica, el Espíritu te plenifica.
Ahora soy como el viento
puro y pleno, sin proceder ni destino,
volando libre hacia donde quiere.

Nadar por debajo

−Ahógate en el río antes de ir al él…
¿Cómo ahogarse en la vida
para luego ir a ella?

Creo que lo que siento lo refleja…

Me dicen que no me amedrente:
¡Recuerda! No te des al estruendo y su revolcar,
las olas se pueden nadar por debajo.
Mas cómo enfrentar las olas de mar
si el río siquiera he podido alcanzar…

Debo ahogarme y tocar el fondo del cauce.
Qué tan dentro dime…
se encuentra el suelo.

La presión… mis tímpanos duelen,
no tengo aire y me estoy ahogando
con tanta presión no quiero vivir.

−Ahógate en el río antes de ir al él…

Fluir en sus aguas, que sus aguas corran
en mí… yace la decisión para llegar
al suelo, al río, al mar.





No tengas miedo

Les voy a contar una historia
cantando algo que he llegado a querer…
Un fuego que enciende la vida,
la vida entera en una belleza compleja.

Un hogar, una familia, una escucha…
Un capullo, una fragua: nuestra membrana permeable…

Escucho clamores…
¡ardan en caridad!
Estoy en crisis
¡viva la madre congregación!
Estoy listo para esto…
¿la sangre dar?
No sé si para eso estoy preparado.

Es ese sentir el fuego que te rodea,
Te quema y te enciende pero no te consume
Súbitamente, te desgasta poco a poco con amor.

Unos lo han defendido
Abrazando balas, encarando pandillas, frente a morteros…
Otros se han desgastado
En montañas y valles, en hospitales y ciudades
En seminarios y universidades…

El amor de Jesús urge…
Ése amor cálido,
Te levanta y te pierdes en su mirada
Al decirte no tengas miedo…

Hoy libre y feliz camino sin miedo y con amor.



Mi religación


Como un pájaro, como un pájaro en la mañana,
con la primera brisa de la mañana,
como lluvia pasajera derramándose en los techos de todo tipo y sobre la llanura inmensa,
como la última, posibilitante e impelente campana del invierno,
despierta el primer amor de mi pecho con el olor a tierra mojada,
mirando para atrás para saber de dónde vengo y sin saber a dónde voy,
me dirijo a ti mi yo más radical.
Tú, oh yo-especial, radicalidad real sin la cual lo real no sería,
en ti mora la solución al enigma de la realidad:
no ser tú pero estar constituido por ti
en el fundamento de la realidad que determina
el relativo ser absoluto que somos todos,
y saber que sin esto no habría determinismo de mi propio ser.
Eres una irreductible realidad: una nimia y descomunal poesía teatral
que canta a, con, en y por toda realidad una canción de amor.
La acción es lo que define al ser humano.
Ser agente, ser autor y ser actor
dentro de la realidad que nunca se extingue
sino que cambia apoderándose de cada uno,
impeliéndole a la posibilidad última de ir buscando
hacerse persona en búsqueda.
Irse haciendo persona en el absoluto de la realidad.
En total empatía revelándome mi mismidad en el amor
en cada experiencia humana simple y compleja,
noble y servil, cada una, culta e insolente;
tan natural como comer, dormir o defecar.
Por eso en pecado mortal entrego el alma al amor,
siendo arrastrado en la marea donde no sé si existo.
Sin saber si voy o estoy de vuelta.
Por eso te canto junto al yigüirro mi fundamento…
esta canción de amor que nació de corazón,
como un modo de ser-pensar,
que pensar es componer las palabras
que la razón no conoce… siendo dios.
Sabiendo aún que la luz es luz aquí o allá,
con, son notas en la experiencia pura
de la luz a través de un prisma
que refleja, refracta y descompone un haz
en un adorable esplendor multicolor.
Como esa luz es el fundamento de la realidad,
ése que eres y entras en cada persona
saliendo adorable contando cuentos,
relatando historias y cantando canciones
como la que escuchas.
Tan sólo acatando te suplico me des refugio
al relatar, y no abstraer, lo que está sucediendo.
Que así sea sabiduría, amor, libertad marginal, colectiva e intercultural
sobre la cual la realidad y lo real se posan,
que en esta historia de nadie y de todos que calla y grita al abrazar el aire
y volar tan libre por el cielo azul como un pájaro,
escuches mi relato y mi religación.

No hay te sin tú
"... creo en mí mismo, puesto que sé que hay alguien que me ama"
-Rezo el credo-, Aquiles Nazoa

Lo presente en la percepción
siendo en-propio de lo dado,
lo de-suyo de las cosas reales…
es la realidad; donde no hay
te sin tú.

Cada realidad canta una canción
de amor…

Realidad relativamente absoluta
vivida en y por nosotros mismos,
No en su yo, el propio de cada quien,
sino en el yo más radical:
Su-yo de-suyo, sin más.

El carácter más radical del yo
yace en el tú dicho
por un yo-especial.

El amor nos da
el vínculo más sincero:
el verse viendo en los ojos
del yo-especial.

Sin palabras necesarias,
sin convenciones y sin máscaras,
absolutamente vulnerables
ante el te del amo.

No hay te sin tú
ni hay tú sin te.
Tampoco hay tú sin yo
especial, unidad de amor
que vence las barreras de la piel.




Curioso té comparten en el Sur,
un ma-te que no es el te
imposible sin el tú
pero imposible también sin el mismo…

Te de igual manera imposible
sin un tú visto por un yo-especial
sincero, sin ataduras, sin convenciones libre
sin máscaras compartido
como hojas de coca en-tre quechuas en Cuzco.

Ese carácter radical de mi-yo,
aléctico como la vida misma,
camina en cada camino
que camina cada yo-posible;
se da reflejado en la mirada sincera
de un yo-especial, amo de te
que te dice te, haciéndote tú.

Mi-yo, yo-nudo; tú, yo-especial;
Esa realidad: yo-tú…
es más, qué sinergia: hay algo más.
Se queda corto todo el universo
que parcialmente somos, tú o yo.
Realidad a su vez religada a toda la realidad:
al poder de lo real…

Que yace en creer en mí
por una experiencia relativamente absoluta…
El amor: el Absoluto
dicho en un te de un yo-especial
llevado al extremo, vivido en cualquier experiencia humana es la experiencia de Dios…
La experiencia de lo real tal cual,
en total apertura y donde dos se encuentran
de esta manera ya no son sólo dos.

 










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