14/7/11

Dulce Peregrino.


Por Carlos Josué Polanco Matute
Formando Claretiano.

Avanza, dulce peregrino, no detengas tu camino. Alza tus alas y emprende el vuelo. El mundo te espera; los gritos de ayuda te aclaman. Ya es tiempo, no esperes más. ¡Ya es tiempo! No dudes más. Alguien aguarda por ti, otro llora tu ausencia; aquel sufre a tu lado, no lo abandones, no te alejes, no te detengas.

El camino es árido. Ya es verano. Los árboles pierden el verdor, ya se secan, ya se doblan. Los pájaros susurran a otros lo que no deben, sin saber, que al paso del peregrino dificultan su camino. Para ir de aquí hacia allá, para venir de allá para acá encontrarás piedras, agujeros, ramas… en fin, muchas dificultades. Es difícil, sí, es complicado, mucho. Te cansas, lloras, sufres, callas, dudas, sin embargo, no es imposible. Vuela, no te detengas.

Peregrino, ¿por qué te detienes? ¿Por qué dejas de soñar? ¿Acaso perdiste las esperanzas? ¿Por qué dudas? ¿Por qué tienes miedo? ¿Ya no confías en ti? ¿Ya no confías en mí? ¿Se han cerrado las puertas? ¿Acaso perdiste tu sendero? ¿Pretendes caminar en la oscuridad? ¿Por qué te hundes en el pantano? Peregrino, ¿por qué te detienes? Vuela, no te detengas.

Los sueños con como las estrellas en el cielo, las esperanzas como las arenas del mar. ¿Por qué las has perdido? Camina, avanza, corre si puedes, pero no te sueltes de la mano de aquél humilde Campesino que fue como tú, que también fue incomprendido; que como tú, fue azotado; que como tú, lloró en su soledad; que como tú, fue crucificado, sin embargo Aquél, no abandonó el camino de la cruz. Siempre miró hacia adelante, no retrocedió y, al final, resucitó. Avanza peregrino, demuestra que en tu camino, el «tú quieres» se impone al dragón del destino.

No seas como los otros quieren; no dejes de ser tu mismo, no impongas máscaras a tu rostro. Avanza como eres, pero por favor, ¡no te detengas! No cambies tu sendero. Encuentra las herramientas para seguir transitando el que ya recorres. ¡Adelante! Tu voluntad es más poderosa que tu resignación. Camina como el pequeño gigante, que anduvo siempre a pie. Recorre el mundo con los pies descalzos para que no pierdas de vista que el sufrimiento te lleva a la felicidad. Avanza, dulce peregrino, no detengas tu camino.

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