14/7/11

Vida del Río, mi vida



-Y encontré el sonido de mi vida en el fluir del Río…el río suena, en mi vida y sonando va por el cauce sin dejar de fluir hasta el fin…-

La luz de la Palabra me llamó por mi nombre, en el río de la vida que es el Río hasta el fin del Ángel que es Ángel Martínez. Deseo expresar mi experiencia de ser en el río gota sonora que, para llegar a descubrirse como sonora gota, tuvo que iniciar en la orilla del río su travesía, después sumergirse en la profundidad del río, para luego emerger en la otra orilla y ser en el tiempo tres momentos de un ahora “¡Qué cosa más sencilla!/ Toda mi vida de hoy, ayer y de mañana,…” eternamente uno: mí mismo sin fin en la realidad.

Visión del fluir de mi existir que con ansia ardiente tuve que admirar en la noche oscura de mi alma que se entregaba a la luz de las estrellas que me decían: -“Ved: ¡Un río!/ Que cosa más sencilla: ¡Un río!-”. Verlo desde fuera: un reto, descubrirlo: fácil, y dejar que pasará: “indiferencia”, eso no podía hacerlo porque era mentir y burlarme de lo que Amo porque me ha amado desde siempre, el Río: Dios-Hijo-Espíritu Santo, uno los tres, tres en uno; mi realidad participante del Todo que se hunde en el cielo-agua-aire-tierra de mi sueño del río: “-El río está sonando. / -Por mi alma, con raíces en los astros, Mi cuerpo de raíces en la tierra, / Se ha asomado a los cielos en el río/ Más hondo,...” Sueño en mi río de noches oscuras, de noches de claridad que me envuelven de esplendor.

Recuerdo el esplendor del día en que nací y lo recuerdo porque mis padres me lo han narrado infinitas veces. Padre-Madre-Hijo son Río de la vida y al descubrirlo así, encuentro las notas que chocan como canto en mi alma, en mi cuerpo que va por la corriente oyendo la música del dolor, de la esperanza, del sufrimiento, de la risa, del amor, del verso que se haya  en otros versos para forma el poemita deseoso de ser Poema en el niño, en el joven, en el adulto, en el anciano, en la ceiba, en el volcán, en el hambre, en la abundancia, en la lluvia, en el pájaro y en el agua del río: lo anterior, cada una en el Todo: luz de estrella que alumbra el firmamento del cielo azul que es mi río- tu río-su río: “Rumor azul con una sola nota/ Y una luz en silencio, estrella/ de una sola Palabra”; en el nombre del Padre y de la Madre y del hijo por el Espíritu Santo que es gracia de la palabra, Amén.

Hasta ahora visión y un poco más allá. Es momento de hundirse en el canto de la voz que en silencio pronuncia mi nombre en el Río de la vida. De la orilla a la profundidad de mi existir, qué aventura fascinante…saber que soy-tú-en él- y él en mi, locura sana que aún estoy queriendo expresar desde mi realidad fluyente y confluyente de una corriente enigmática que es perfecta en la “gloria del Amor Total”.

Fluyo cada día y el día me saluda con el beso del sol que ilumina el cielo que veo al despertarme, y al despertarme, mis primeras palabras silenciosas son: -gracias Padre-Madre-Espíritu Santo por la gracia, por estar conmigo y poder compartir el canto de la vida con el Todo. Mi acción vital continúa por la mañana, tarde y noche, en donde encuentro felicidad y tristeza, mías o de otros, y al ir viviendo, rodeado de experiencias contradictorias o semejantes, me pregunto ¿existo porque existo o porque existen otros? Y me respondo: existo porque hay otros que existen existiendo en mí como yo en ellos, en el Cuerpo de Cristo donde él es en mí-nosotros siendo él siempre.

La vida es un río en donde “El río de la vida/ Nunca lleva las mismas/ aguas y son las mismas vidas todas”…Mi vida profunda es fluir que se extiende como raíz en el lecho del Río, en el cual encuentro plenitud porque, acabando de nacer, mi vida está muriendo y renaciendo en otra vida tan real como el río va al mar, el mar a lago y este al río sin fin:-“De un amor hasta el fin, río de vida/ Todo hasta el fin del que sin fin me ama;/ Porque sé que he de ser una voz de aquel Canto/ Y gota de aquel Río”-. Aquí estoy siendo palabra de la Palabra que se hace canto en el ser que es mi hoy, mi ayer y mi mañana en el eterno ahora de mi historia presente, pasada y futura.

Y una vez que me encuentro en la vida siendo palabra realizada de lo real, emerjo del río para ir a la otra orilla con un nuevo nombre, una nueva actitud ardiente que se goza en la plenitud de la belleza de las cosas creadas, redimidas y santificadas en la Luz de la Palabra, en donde se manifiesta el verbo de Amor entre los ríos de vidas que corren en el Río hasta el fin, que bendice “En el nombre del Padre/ Y del Hijo/ Y del Espíritu Santo” diciendo a su vez: -“Un solo los tres los dos en cada orilla/ Soy tuyo y tuyo en mi río trio/ Donde uno somos y corremos río”- Este es mi río trino en el cual Dios me habla y al hablarme me pronuncia, y al pronunciarme, descubro mi nombre: Moisés, salvado de las aguas que es “Vida del Río, Mi vida” Amén.

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